La primera honestidad que se necesita es con el propio ser. Una honestidad dulce y amorosa, que permita ver los propios defectos, pero también las propias cualidades.
Con honestidad, dulzura y amor propio es posible remover los defectos reforzando las cualidades innatas del ser.
Un signo completud espiritual es la dulzura con el ser y con el mundo.
Con honestidad, dulzura y amor propio es posible remover los defectos reforzando las cualidades innatas del ser.
Un signo completud espiritual es la dulzura con el ser y con el mundo.