viernes, 25 de marzo de 2016

Convivir en armonía



El arte de la convivencia depende de las virtudes que uno decida inculcar y aplicar en la vida práctica.
Yo soy responsable de las relaciones y la respuesta a los demás.
Si respondo con paz ante la violencia me sentiré con fuerza,
si la violencia es muy fuerte puedo tener el poder de decidir
seguir en ese círculo o, en base a la virtud, cerrar este ciclo de sufrimiento.

Uno es quien decide sufrir o decide seguir adelante, la virtud es primero aplicada al ser, al amor propio, al autoestima; de esta forma la vida se convierte en reflejo de lo que uno es en su interior.

La integridad está en vivir en base a estas virtudes tomadas directamente de la fuente suprema, Dios.

Eligo dar lo mejor de mí, sin importar la situación o la persona, esa vida es posible y es real, requiere fuerza, pero más que todo amor al propio ser.