Cada pensamiento es un tesoro,
una flor por abrir.
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¿Cómo trato a esos pensamientos?
Muchas veces les tememos, los reprimimos
e intentamos bloquearlos por la costumbre de dañarnos con ellos.
La respuesta no esta en suprimirse y negarse; mas bien en saber sembrar.
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Es ahora que se tiene el poder de crear, sembrar y pensar,
permitir que las semillas de la tranquilidad y felicidad llenen la mente.
Sacar tiempo,
cuidar el jardín interior,
deshierbar de las plagas de la culpa y el pasado,
permitir emerger las semillas de paz
y rociarlas con el dulce amor de Dios.
Es tiempo encontrar la verdadera identidad de paz y
dejar que las flores emerjan en pensamientos,
palabras y el diario vivir.
Siembra en tí el resultado que esperas vivir.
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